Cuando nos falta algo importante, una parte de la vida, nos volcamos a los más diversos desahogos. Algunos escriben en esa secreta libretita que guardan entre ropas y papeles en el closet. Otros se dedicarán a escribir poemas cansados y tristes en una carta que nunca terminan. Otros se aferran a la red, a los chat, al blog. Yo también lo hice y por eso me parece natural comentarlo. Hace dos minutos me estaba quedando dormido y repentinamente me desperté, luego de dos segundos de un sueño bien raro. No lo voy a detallar, pero en ese sueño había mucho de lo que quise ser. Había mucho de metas no cumplidas. Y creo que el sólo hecho de pensar y recordar esas cosas en este momento de la vida, me causó una angustia exquisitamente oscura. Claro, porque sólo era un sueño. Ahora que he cambiado el frío y la bruma por la alegría cándida de vivir de a dos, las cosas son tan diferentes. Es como el primer minuto de un viaje largo. Uno no quiere ni por nada que algo lo frustre, porque lo que se viene por delante es algo tan largamente esperado que no tenerlo equivale a desprenderse de una parte de la vida. Habrá quienes piensen que es algo medio cursi, pero yo creo que no. Habrá quienes piensen que las cosas son más sencillas. Bueno, pero serán los mismo que creen que acosando al resto con sus pequeños logros, esos que guardan como joyitas de caramelo, van a convertirse en gurúes. Desteñidos gurúes.
A esos también les debe faltar algo importante. Tiene que ser así de lo contrario ¿por qué entonces se paran frente a la casa o van por las calles con un cartel estridente de exitosos y ganadores? ¿por qué, si el logro mayor es disfrutar la alegría de vivir bien un día con los que aman, por ejemplo, se empeñan en arrasar a todos e imponerles con sus sesudos pensamientos la fórmula de ser exitosos según sus parámetros?
Yo de la vida no me quejo, pero tampoco puedo ser tan odiosamente inseguro para convertirla en objeto de un escaparate. Lo que si, creo que es válido es, a veces, detenerse un poco y pensar por qué nos pasa lo que nos pasa. Como ahora, que me di cuenta de que de verdad tengo botado el blog porque hay muchas cosas más interesantes y verdaderas que hacer. Y claro mi pelambre medio soterrado de más arriba es únicamente un arranque para subir el ratting.
En fin, son sólo reflexiones sin hilvanar entre gallos y medianoche. Nada especial, sólo un par de letras acordes con lo que me pasa.