martes, 26 de octubre de 2010

Cierto

Te conocí porque había una brisa íntima y cercana. Porque las palabras no se habían escrito correctamente. Te pude ver porque no había ni un solo remedio. Y aunque suene soberbio, porque tenía que ser así.
Y llegaste con las manos plagadas de historias. Con ese ramito de ilusiones del que siempre hablo. Porque te diste el tiempo de ocupar la mirada en esta vida vieja.
Te diste cuenta de que las letras de mi nombre te pueden arropar en la noche.
Llegaste con la sonrisa como espada, el pelo sofocado en tu frente, con las manos totalmente abiertas y conformes.
Te conocí porque nos esforzamos por buscar. Porque no bastaron las imágenes y las pobres letras de una página.
Para ti mi homenaje, mi voz y la potencia de mis sueños.

No hay comentarios.: