domingo, 6 de abril de 2008

De vuelta

Volví al Cinzano, después de más de un año. Y estaban los mismos. La misma sed de borgoña, las mismas canciones porteñas. Hasta cantaron el himno del Wanderers, que por ir de trago en trago casi me aprendo.
Estaba el "Leo", y Fuentealba, el piano cerrado y esa tele apagada.
Estaba la mesa coja y el aroma a muchos años de historia. Ahí estaba, junto a una mujer especial y contenta. Ahí estuvimos y antes del Cinzano, el famoso Brighton, que me dejó helado con 4 piscos sour que levantarían a un muerto.
Caminamos por las terrazas celosas, que no me veían hacía un rato.
Se calmó el viento y la arena nos esperó como a las tres de la mañana.
Aquí, en todo caso, no hay historia de amor ni de nada, sólo volver a ver al Puerto. Con dulce compañía.
Volví al Cinzano, después de más de un año, pero en verdad nunca me fui, porque hay una sola promesa que hice allí y aún no se me olvida. Cuando ya no la recuerde, entonces ya no tendré para que volver.
SALUD!!!

3 comentarios:

lady C dijo...

vuelves a escuchar las gaviotas de madrugada cantando a duo con las sirenas de los abrcos?
uno debe volver por las promesas...
siempre.
dulce compañía,
dulce promesa.

lady C dijo...

abrcos=barcos

carolita dijo...

jaja...

como que me imaginé conversación en la Catedral. debe ser porque lo acabo de leer.

besos!