jueves, 17 de mayo de 2007

Discurseambulo deliroso



Santiago, tantos del tanto, de dosmil y tanto



Querida...mmmmm ¡querida!:

De vez en cuando y de cuando en vez, te dejo abierta esta ventana para que me mires. Sin querer, una cuchara de café se ha caído al suelo y de entre el polvo que levantó salió tu nombre. Por eso, porque creo que el destino es juguetón y perenne (así se escribe no?, es el antónimo de caduco) me vi en la obligación de volver otra vez a tu vereda.
A veces me canso de esperarte. Pero se que andas de copas y tejas, por algún barrio de acá abajo. Donde se terminó el río hace varios años. Donde la bulla no se atreve a vivir.
Buscando entre las cosas que dejaste, están las llaves de tu refrigerador. Un par de clips y cuatro monedas de diez pesos: en total 40 pesos. Bajo la llave que gotea están tus maldiciones; sobre el horno blanco, los restos de tu vodka; al lado del televisor, el piso naranja con algo de tu ropa y al otro lado, el de más acá, un par de hojas manuscritas con el testamento de la mejor borrachera que nos mandamos.
No quiero dejar pasar esta oportunidad para agradecerte que nunca esperas que te agradezca. Quiero destacar que nunca te destacas, eres más bien discreta. Me refiero a la forma de hacerme ver que la vida es buena.
También quiero confirmarte que no hay nada seguro y que si te digo algo hoy, alguna tormenta solar puede hacerme cambiar de pensamiento. Por eso es mejor aprovechar cada momento. Eso fue un cuasi verso.
Sobre lo que hablamos el otro día...bueno tu sabes cómo odio los otros días, así es que mejor te olvidas.
Dentro de lo importante de estas líneas, quisiera dejarte claro que no reviso los textos que escribo, por lo que los acentos, comas y cosas que falten se los pones tu y si quieres lo mandas de vuelta.
Anoche, hablando con Margarita, la señora del primer piso, me di cuenta de que es una vieja latera. Y ya me estoy haciendo la idea de que algo raro le pasa con los gatos...ayer no más su población felina subió a 15 especímenes. De a poco me los ire robando para dejarlos abandonados en algún lugar desierto.
Bueno, qué más te cuento... Ah si, cambié las alfombras. Las de la salita del piano las puse en la pieza, las de la pieza en el baño, las del baño en la cocina, las de la cocina en la salita del piano. Toda una novedad.
Como aún no compro los muebles que me llevaron, tomé la determinación de armar una mesita de centro con dos caparazones de tortuga y el bar es una caja de zapatos. De las de buena marca, claro.
A pro-pó-si-to, el dentista me mando a decir que cuál de los colmillos quieres afilarte primero. Está un poco complicado porque cree que si no le achuntas, en un dejo de locura me puedes romper la yugular o la Joao Goulart, que sería política y culturalmente más trágico que clínico. Y un poco esdrújulo pa terminar bien la frase.
Sobre las ofertas de madera, no se nada.
Ah y en mis tarjetas...sabes qué, pongámosle que soy dios. Si puedes me las traes el miércoles...no. no. mejor el lunes porque así me puedo columpiar más rato.
La mortadela que mandó tu madre, tan amorosa, en realidad apesta. Está como pasada. Me refiero a la mortadela.
Los cuchuflíes... estás segura que los rellenaron con manjar???????
Adoro el sur, por eso me estoy construyendo la casa en Antofagasta.
Bueno, eso no más...
Ah se me olvidaba, cambiaron las visitas para el día márbado o juvércoles, así es que mejor terminamos.
Sip, como lo lees, quiero vivir sólo y ser un loco tranquilo, antes que un orate preocupado.
Saludos,
P.
Hospital Siquiátrico de Putaendo

1 comentario:

Millarahue dijo...

Qúé NOTABLE!!!

Aún no me seco las lagrimitas de los ojos que me salieron de risa (no lo puedo evitar) al leer algunos párrafos. Qué pluma!... pero déjame decirte que más de un dejo de NO LOCURA hallé en tus palabras...