No me importa un encuentro de tierra, no me importa. Por la misma cáscara de la vida. Por la espuma sublime de mis propias miradas.
No me importa una llamada, no. Por la pared añosa y estirada de los días perdidos.
¿Si te busco? Sabes que no, porque estas instalada cuerda y rematada en mis manos.
Con tus placidos 28, y tus zapatos apenas negros.
No me importa la espera, no me importa.
Por la mínima estancia acorde, por el sonido de pasto y verde mínimo.
Permíteme dejarte ahora. Porque me merezco la soledad. Porque somos muy amigos. Por lo que te dije en en la playa donde el pequeño pez de lágrima soñó liberado.
No voy a volver a ti. Y si quieres odiarme hazlo. Yo tengo otro nombre asilado en mis suspiros.
Tengo otro aroma, secuestrado en la nariz.
No me importa que una vida solo, no me importa.
Porque sabes que nos bastó haber caminado un par de semanas como la familia que yo no tengo, que tu empeñaste.
No te voy a pedir perdón. Así no más nos quedamos.
Tres besos para ustedes. Uno sólo quedará guardado para cuando vuelva.
Para cuando la nueva casa esté completa.
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