Tu imagen clara de verbo plano y, aveces, fijo se fue perdiendo. Mi retina triste y preocupada, buscó tu historia falsa, tu color de fósforo y luz de fábrica.
No, sabes, no...aún no me resigno. Porque al mirar el espacio que dejaste, sólo me queda pensar en que el mar de voces que me diste era sólo el alma de un espejismo.
Fueron muchos años, de noches y días plenos. De quedarme hasta el sueño, prendido de tus brazos invisibles.
Tus gritos en alas de mariposa llegaron de mañana sin retorno.
Tuviste más paciencia que la que más tuvo. De tus errores nació la rabia, de tu oscura mirada sólo pensamientos crudos.
Ahora con una nueva. Con una más delgada. Con una más brillante...
te despido con honores vieja tele de pantalla grande.
3 comentarios:
De un tiempo a esta parte, andas muy "electrónico"...
Se puede hacer poesía de cualquier cosa, me gustó mucho.
saludos
Osea!!!
Si despedirse de la vieja TV, puede transformarse en un relato tan cautivarte...
Como relatas la despedida de los brazos en que quisiste estar o de los ojos en que quisiste realmente perderte?.
Seguiré leyendo...
No me canso extraviarme entre tus palabras.
Me gusta
mmmmmmmmmmm!!!!
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