jueves, 17 de enero de 2008

Vaca...ciones


En fin, cuarto día de descanso y ya bien lejos de Santiasko por fin siento el aroma a ocio que hacía ratito no me encontraba. Claro que este año fue una real locura. De La Serena, donde pensaba quedarme, partí hacia el norte. Sin rumbo. Manejando, manejando, manejando. La primera parada fue en Vallenar. Puta el pueblo fome!!! OK, luego bajé a Huasco a comer productos del mar. Igual de fome la cosa. Así es que seguí más al norte HASTA TAL TAL, ¿qué tal?. Ahí, como es menester del viajante, paré a almorzar en el Club Social de Taltal (desde 1897) atendido por don Pedro y su hija que está más rica que un perol de ostiones a la parmesana, que por cierto probé. Estaba en las acciones propias del deguste, cuando llegó hasta el Club Social de Taltal (desde 1897) la Sabrina. Reina de la noche taltalina y con cara de haber tenido cita con un regimiento. Así y todo, con entero desplante, paseó de lado a lado por el comedor y se pidió un menu de $ 2.990, que incluía postre. Pero hasta ahí su historia.
Después de mis ostiones vino el plato fuerte. Un congrio frito (gran presa de por lo menos 450 gramos) a lo pobre. Con cebolla pluma frita en su punto y dos huevos que parecían de terodalctilo, claro si es que esa especia era ovípara porque si no no sirve el ejemplo.

De postre un flan de rechupete y el café medio negro que don Pedro preparó en una maquinita tipo café Haiti, pero de Mattel.

Pagué la cuenta. Módicas 12 lucas y me retiré en mi carroza rumbo a la siesta en Playa Arenas del Moro, que queda a unos tres kilómetros al norte de Taltal y es donde va lo mas pelolais (si es que se puede llamar así) de la ciudad.

Playa de arena gruesa, pero sin pedazos de vidrio ni pañales. Me llamó la atención la limpieza. En fin, allí embadurnado con bloqueador factor 90 me di a la delicia de roncar entre gaviotas y la brisa olímpica del norte.

Luego me retiré a dormir y para ello contraté una noche de alojamiento en la Residencial El Mar, con IVA y desayuno incluido. Atendida por misiá Leopoldina y su hijo Cenefio, el local -como dijo el Conservador- era limpio y decente.

Como hay que resumir todo en la vida, finalizo contando que al otro día partí hacia Antofapasta. Dejé bartulos y petacas y me fui derechito a Mejillones, donde en este preciso momento, degusto una bandeja de machas a la parmesana con un pisco sour que te cagas.

Eso no más por ahora. Luego, se viene San Pedro...uy!!!

1 comentario:

SCL-BCN-PAR-SCL dijo...

Estoy siguiendo sus vacaciones señor... Por ahora me rio de lo que te va pasando y a la vez imaginando un viaje de esas características. disfruta, sigue durmiendo la siesta, sigue comiendo y pasándolo bien... Las vacaciones hay que requete aprovecharlas...

Saludos desde santiaguito!