miércoles, 20 de febrero de 2008

Muy señor mío

Estimado Juan:
Mire, realmente no se qué pensar después de su última entrada que una vez más me ataca. En el pueblo de Gurizumbio, norte de Quito, donde viví un par de meses, había un dicho local que decía: "El alba más oscura, avecina un día claro". Claro que para estos efectos ese adagio aparece como "chancho en misa", pero lo escribo para que no se me olvide, ya que esa es la única utilidad que le veo a esta misiva.
No puede ser que un letrado como usted sea tan groseramente ridículo para criticar mis entradas. Máxime, si no tiene idea que existe comunicación entre las personas, entre dos personas, que pueden ser códigos de enamorados, de amigos o de amantes.
No todo lo que escribo en este espacio es para todos. Más bien muy poco es para todos. Generalmente se trata de mensajes para personas especiales que han tenido o tienen algún nexo de cariño (palabra que usted no debe conocer) y que por ello vale la pena integrarlos a este mar de palabras.
Váyase, entonces, señor Larreta, un rato prolongado y ojalá permanente a la cresta.
P.L.

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