martes, 19 de junio de 2007

Despertarte


No quiero despertarte...no así. No con este frío. Al final me voy. Al final. No quiero que la luz empañe tu sueño. Déjame que envuelva esta parte de la vida y me la lleve. Déjame tocar el borde de tus rodillas. Al final me voy. Al final me iré. No tengo más que un atardecer para regalarte. No tengo más que dos banderas blancas. No tengo más que el vaso de cristal que te gusta. No tengo más. No me quedan cuerdas ni violines. Sólo un par de sueños muy desafinados.
No quiero despertarte. Déjame mirarte en el agua dulce de tus párpados hermanos. Quiero morirme un rato en tu espalda. Y dibujar con ansias una última palabra. Al final me iré. Al final.
Déjame de regalo un poco de tu aire. De tus palmas marcadas por el botón de mi camisa. Déjame que crea que los días se van a pasar volando. Frío.
Cómo puedo inventar una palabra para retratarte? Cómo. Si ya me las han robado casi todas. Te quedas en un par de hojas de cuaderno. Pero también en los golpes de sol del fin de semana.
No quiero despertarte...no así. Porque quiero que cuando vuelvas te quieras quedar.
Al final me iré. O puede ser que te vayas tu.
Todos te dejamos ir alguna vez. Todos. Porque no te queríamos culpar. Porque no te queremos revelar.
Se inventó más que una historia. Un cuento que apenas pasa por tus labios. Ven y derróchame tu cara. Un abrazo más.
No quiero despertarte. Por lo mismo. Porque no quiero que te vueles con las plumas del olvido.
Si sé que no te conozco. Pero no es una ventaja. Tu tampoco sabes quién soy.
Para ti, para mi, el frío. Una caminata más.
Al final me iré. Al final. Pero puede ser que vuelva. Y quizás sea yo el que me quiera quedar.
Al final te puedo querer.
Al final.

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