Reza para que no te alcance mi ánimo. Para que no me acerque al teléfono. Para que no te grite desde la última ventana del desprecio.
Reza para que mis papeles se vayan calmando y esta pluma fuerte no llegue a tocar tus labios.
Reza para que las mismas noches que me entregaste vuelvan a tus bolsillos y se queden allí contentas.
Reza para que cuando amanezca y encuentres otros brazos no tengas tú que correr hasta mi memoria.
Reza para que ese "suficiente" no haya sido el gran error de la semana que recién pasó. Para que ese martes, hace seis días miserables, no sea el último.
Reza, pero despacio, porque te pueden escuchar.
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