Será que tengo el pelo cano. Pero la pierna rápida y decente. Será que el viejo músico te llora a palmos. Será que te falta tiempo, te sobra vida y te envidia el cántaro. Santa agusta de piel morena. Santa viga de saliba andante. Perfecta bruma alada de ciertos panes que ya no comes. Te puedo regalar mi aliento. Pero no compres el cuaternario canto de los pájaros vegetales. No me sueltes la rienda que en cosas de fideo y grasa no tengo tanto conocimiento. Perjudícame la ceja, pero calmame el café de grano. Estereosa párvula de espinas, mandarina de gomas estelares. En tu pómulo sarcástico me violento para darte más historias. Se te cae la mirada y la aventura. Pero escribes con el tinte de madera, escaleras de noviembre y en 22 de tus alas me quedo sorprendido.
Te dejo vaciar el ánimo, llenar la calma y pasear al perro. Pero no te sientas solitaria, mi sofá te tiene mas que ganas.
Hasta estrellas veo en el camino y me dejan codiciar tus labios buenos. Pero estoy cansado de mi huella hasta el mar de las polainas olvidadas.
Te doy mi corazón y las arterias. La vena ejemplar de mi memora. Te dejo un saco de banderas con el nombre de la sal y el pregonero.
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