miércoles, 13 de diciembre de 2006

Felix culpa





Juan Larreta

en un día de mi juventud

Mi nombre es Juan. Juan Larreta. Vivo en un departamento medio lleno y escribo para una prestigiosa redacción de la ciudad. Soy un hombre serio, me gustan los quesos y los vinos. Odio los gatos y las viejas copuchentas me dan picor detrás de la nuca. Creo que me recuerdan a mis tías solteronas de Quintero, con sus vestidos con cintas a tono y sus olores a mate rancio, aburridas de esperar al marino que les desentierre la ilusión.

Salí vividor según mi madre, y un poco lento a juicio de mi padre.

He sido muchas cosas, es cierto, hasta una vez quise dejar mi trabajo para dedicarme a repartir cartas, no sé que me bajó, pero claramente nunca estuve tan loco como ahora. En secreto y confiando en que esto no lo leerá nadie, creo me estoy volviendo… mmm…como decirlo….creo que me estoy volviendo joven.

Hasta ahora siempre había detestado algunas cosas de mi familia que con el tiempo heredé sin muchas opciones: la panza, los pelos en las orejas, las rodillas nudosas y la peladita simpática.

Con ello, esperaba que el carácter de viejo me llegara a los 30 como a todos en el clan, quizás me compraría un perro, de seguro cambiaría la usanza de salir de farra por un cafecito los domingos con algún amigo republicano, y escogería un departamento con vista al…a la calle, en Santiago no es mucho más a lo que se puede aspirar…

Pero nada. Pasé los 30 y -con algunos cambios físicos- seguí siendo el mismo tipo, hasta hoy.

Hoy cumplo 40. Y casi lo olvido, de no ser por la radio que siempre tengo encendida y que anunciaba el cierre del plazo para inscribirse en el Servicio Militar. Entonces reparé en la fecha, me miré al espejo esperando la frase reflexiva de todos los años y que de seguro se repiten todos los hombres a mi edad con un dejo de nostalgia y orgullo: “Estas más viejo”. Pero nada. Me equivoqué, porque en vez de encontrar lo que esperaba, algo había cambiado.

Los pelos en las orejas seguían ahí, al igual que todo lo demás, pero todo se veía más coquetón, más en su punto, más….como ya dije…más joven…

Asustado me duche, me lavé los dientes y sin mirar nuevamente el espejo me vestí, salí a la calle y me fui a la revista.

En el camino me topé con algunos conocidos y todos me miraban sonrientes, ¿acaso tenía un “toni” en la cara?, me pregunté por lo bajo y me sonreí como gil.

La lluvia de la noche anterior había dejado su recuerdo, y estaba pensando en eso, cuando dos niños de no más de 7 años, pasaron corriendo y empujándose a mi lado, y me quedé parado en medio de la poza que suele hacerse en la solera.

Con los pies empapados solté una risotada, y la corté enseguida porque “un hombre de 40” no está para esas “chiquilladas”, y tener los zapatos mojados debería ser una catástrofe.

- “¡Juan, Juan!, patéala po’”

La reflexión me la interrumpe una voz infantil, y es uno de los diablillos que me empujó… Su mano indica mis pies, y en ellos hay una pequeña pelota de goma.

-¿Qué? ¿Acaso querí que te la devuelva después de tremenda cagada? –le digo.

Pero él mocoso se ríe y me dice que podemos “pelotear” un rato antes de que su profesora y mi jefa nos caigan encima.

Y nos dan las 7:40 jugando y transpirando.



En la revista todos me miraron raro. Incluso la recepcionista me dijo que el abrigo me quedaba grande.

En mi escritorio, el café de costumbre me pareció amargo y el cerro de invitaciones a cócteles, desayunos y cenas, me aburrieron de sólo pensarlo.

Sigo pensando en que si hubiera hecho la bicicleta que pensé, de seguro el mocoso de mechas tiesas no me hubiera hecho el último gol, y por el cual ahora estoy encalillado con unas bebidas y una pelota nueva.



-“¡Juan!, terminaste la columna!!!” –se oye desde su oficina la voz de Catalina de los Ríos….mm...de Catalina Faquir, mi jefa…

-“¡Debiste terminarla ayer!!!”, me recuerda “sutil y amorosa” la misma mujer.



Y es verdad. Nunca había dejado pega para el día siguiente. Menos para el fin de semana.

-“¡Ya va! –miento…tratando de invocar a todo el mundo para que me llegue una idea y un poder súper mágico me permita escribir en 15 minutos, 2500 caracteres.



Todo parece hecho. Balas, muertos, secuestros, robos….sí, el de los autitos chocadores también lo hice…Estoy en problemas…

Lo único nuevo es esta juventud indiscreta que me agarró desprevenido...justo cuando empezaba a cumplir mis 40...



Tengo que salir de aquí, las caras grises de mis colegas y sus temas de siempre me agotan cada vez más, y pienso que si por una vez todos se dijeran lo que realmente sienten y piensan de los otros se harían un favor, porque dejarían de auto complacerse con la “opinión de los colegas” respecto de todo (la esposa, el perro y los niños, pasando por el auto, la casa y la ropa), y las cosas serían más reales...creo yo...



Y decido escribir sobre la realidad, sobre eso que nos pasa cuando callamos y no decimos, cuando nos reprimimos, como si ya no tuviéramos suficientes cadenas...o cuando nos guardamos las cosas creyendo que ya está todo dicho, aceptando que existe lo “obvio”, como si eso fuera posible…

Sin notarlo me paro en forma mecánica, entro en la oficina de mi jefa con mi redacción en las manos y me doy cuenta que me faltó algo esencial...regreso corriendo y vuelvo en un minuto, le entrego la hoja corregida, con un párrafo añadido a mano y me voy en busca de las bebidas que debo...Me pregunto donde encontraré una pelota como la que perdimos por el desagüe...

Tardo sólo tres horas en volver...y la redacción esta echa una chimenea...

La misma recepcionista me mira y mueve la cabeza de lado a lado, con la misma actitud de todos los que se creen en un puesto de poder...”síndrome del guardia de seguridad” le decía una amiga mía de la revista de la competencia....



Todos están muy callados y me miran con cara de sacrificio...Al fondo mi jefa me espera con la hoja de mi columna en la mano y con un leve temblor en el ojo derecho...las cosas están mal....

Me indica con violencia el acceso a su oficina y por debajo un colega me dice: “cagaste J. Larreta”...”Se te acabo el invicto guatón”... Y mientras prometo que esto no se va a quedar así, me pregunto que fue lo que hice...



Detrás de su escritorio mi jefa se sienta y me ordena que cierre la puerta y las persianas de su oficina....obedezco...Y al voltearme, ella tiene cara de que va a sacarme las tripas por la boca...

-¡Siéntate! - Me dice con voz que disimula mal el enfado...

-¿Qué significa esta mierda? ¡¿Sabes a qué día estamos?! Sí, sí, sí estamos a lunes hoy se debe imprimir la revista y tú me sales con éstas!!!. Tuviste una semana para buscar tema y me sales con esta mierda!!!!



De verdad que no entiendo nada, y evidencio mi cara de no saber...

Ella lee punto por punto, y yo me voy riendo sin creer lo que escucho....Creo que me fui al chancho con eso de la sinceridad...Digo que González tiene la boca hedionda, que a Márquez se lo caga la señora, que la Betty tiene las piernas ricas, que el gobierno no me gusta, que a veces me he cuestionado la sexualidad (como todos creo) y que me gustó jugarme una pichanga mañanera (más que tener sexo a esa misma hora), y pal’ remate, como nota de último minuto, a manuscrita, digo que la “Cata”, o sea mi jefa, tiene unas pechugas redondas que me tienen loco.....Todo eso en 2500 caracteres....exactos...



Una vez que todo esta oleado, leído y sacramentado, mi jefa deja de temblar y me dice, supongo que todo esto es una broma... y pese a que habría sido feliz si me publicaran por primera vez lo que me salió de las vísceras, digo que sí claro, que era una broma en mi día de cumpleaños y todo se arregla...La columna salió con el caso de un mendigo golpeado por skinheads... Fome y sin problemas...



Pero la jornada al fin termina, y al salir de la revista un hombre me ataja y me ofrece pelotas de goma...No lo puedo creer!, me digo...Y le compro diez...de todos los colores...

Al final de la transacción escucho pasos acelerados desde la escalera de madera de la redacción y es mi jefa...viene con dos botones de la blusa desabrochados y deja aún más a la vista esas “pechugas” tentadoras...

- ¿Juan?...¿Qué vas a hacer esta noche?...Lo digo por lo de tu cumpleaños...

- Nada...(mi respuesta es automática)...

- Pero cómo, y no vas a celebrar?

- No...Bueno no tengo nada planeado...



Y no sé cómo ni cuándo pero viajo en el cuatro por cuatro, último modelo, de mi jefa...y su mano, después de algunos minutos, viaja de la palanca de cambios a mi rodilla y por primera vez la tengo tan cerca....

Confieso que ella me intimida, ya sé que soy un famoso periodista y más aún, leído columnista, pero en estas cosas del amor y del placer uno no se puede venir con grandes, menos con la jefa…o sea…puede echarme si quiere…u obligarme a ser su conejillo de fantaindias…peor…

Ella propone que “vayamos por ahí, no sé, de vagancia por los bares”. Sí claro, con esa sonrisa de bestia en celo, cualquiera…saldría corriendo!!!...

Pero nada, llego a un restobar, todos sonríen bonito, hace un par de días esto me encantaba, pero ahora me parece aburrido, de adulto joven, de J.Larreta de 40…pero no me siento así…

Llegan los piscos sours, y con ellos las tablas de queso con champiñones y aceitunas negras, luego el vino tinto y siento el olor tibio del perfume de rosas de “Cat”.

Por debajo del mantel ella es intrusa en mis privacidades, y el vino se me fue a la cabeza, y quiero salir de aquí, afuera está lloviendo de nuevo y me quiero mojar…

Lo siento, digo como toda respuesta, pego la cuenta, o lo que me parece al ojo que va a salir, y me voy directo a la calle…

Allí corro y vuelo y grito…caigo de rodillas, y aunque nunca estuve más solo que hoy, nunca en mi vida, estuve tan mojado, ni fui tan feliz…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhhh, ahora entiendo...este es el origen literario de Larreta...jajajaja
que guenaaa

Anónimo dijo...

Señor Larreta: Interesante su artículo autoreferente y deprimente respecto de su cumpleaños. Pero, le comento que la RAE describe su palabreja "posa" como "1. f. Clamor de campanas por los difuntos.
2. f. Parada que hace el clero cuando se lleva a enterrar un cadáver, para cantar el responso.
3. f. ant. Descanso, quietud, reposo.
4. f. ant. pausa.
5. f. pl. p. us. nalgas (‖ porciones carnosas y redondeadas)". No encuentro relación entre lo que usted quiere decir con el significado de aquella palabra, tomando en cuenta que usted es "un famoso periodista y más aún, leído columnista", según se autoalaba.
Seguramente usted quiso referirse a la otra "poza", que quiere decir "Charca o concavidad en que hay agua detenida".
Atte.

SARRACENO