domingo, 24 de diciembre de 2006

Kyrie Eleison!!!


Me tuve que morir para sentir el seco fragor de la pena en la espalda. Para sentir como la sangre se convierte en aire lúgubre y pasivo.
Me tuve que morir para que el musgo envidioso recorriera mis coronas. Para que la sal de las palabras malas terminara corrompiendo el pericardio. De esa forma malévola, sentí también la cósmica mentira.
Anímico y espásmico, el cerebro se puso algo gélido. Mis historias se fueron de copas.
Estática la pupílica de mi ojósculo, paré de ver colores encarnados. Sin sonidos en las trompas de eustaquio, divorciado del nervio acústico, se devolvieron las frases apócrifas. Las que usé para herir.
Mi esófago resignado, mudo de hamburguesas y curantos, se quedó colgando. Entre la tripa del amor y el órgano maléfico del vino.
Mi glándula quedó sin pátina y el plexo se quiebró de tímido.
El fémur cambió de lado. Ahora mira hacia las cumbres.
En medio de las gónadas, el lamento de los vivos que nunca fueron más que sudor y lágrimas, y que terminaron atravesando el frío lago de una cama.
Costillas fracasadas. Ombligo retardado. Uña permanente.
Bajo el arco del pulmón odiado, tranquilo espera el gusano.
La rótula se queda inmóvil. El párpado inmóvil. El codo inmóvil.
Me tuve que morir...y te pido un favor? Toma tus rosas y cómetelas!!!

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