miércoles, 7 de febrero de 2007

Dolor de memoria




A veces me acuerdo de lo que no tengo que acordarme. De los mil errores. Del ridículo que puede hacer uno. Por años. Por meses. Diciendo y haciendo cosas que, miradas en perspectiva, al final se convierten en pequeños pecados de estupidez de los que ahora nos reimos.
Fui a un cumpleaños con el pantalón roto. Muy roto. El único gil que no se dio cuenta fui yo. No sólo estaba roto, tambien manchado con pintura. Y como si fuera poco, en la solapa de mi chaqueta "matadora" tenía un prendedor con la INSIGNIA DEL COLEGIO... Que perno!!!!
Rodé alguna vez por las escaleras de una casa periodistica. Delante de miles de personas que salían del casino luego del almuerzo. Me saque la mierda. Y al pararme aparatosamente sólo atiné a decir: "No es tan duro el piso". Que imbéeeeecil.
Un día en el centro llevaba en mis manos una bandeja de copas altas. Lindas. Cristal puro de patronato, para regalar. Obvio, se me cayeron casi todas. Como me quedaron dos y ya viendo que todos se reian, tiré ese par de copas al suelo y dije que era una cámara escondida. Que gueón más patético.
Recreo, en el colegio. Patio principal. Un piano instalado para el festival de la voz del fin de semana. Subo hasta el instrumento. Todos sabían que yo tocaba. Me siento en el piso circular, y al darle una vuelta se cae y me voy de hocico al suelo. Mi cabezota rebotó en el teclado que soltó un acorde de pena. Al caer intenté pararme rápido y otra vez, el pantalón cedió y se rompió. Puta, que infierno.
Paseo en bicicleta con amor platónico y gran grupo de amigos del barrio. Bajando por alguna calle perdida, suelto las manos. Sabía andar sin ellas para lucirme. La bicicleta se enreda en una alcantarilla rota. Cuatro puntos en la frente. Y me quedé sin polola.
Cajera de banco. Agraciada y volptuosa. Una placa en su pecho decía su nombre. Se llamaba Antonia Guranovic. "Ah, pariente de Antonio Vodanovic", dije yo. Al cachar la guevada que dije, me salió esa risa de emergencia. Instantánea. Y pa mas recacha remato diciendo: "Lo digo por lo de Antonia". Que gil!!!!
En fin. Cosas que ya no se olvidaron. Que se quedaron dando cuerpo al infortunio. Los pequeños gags que nos dicen que somos humanos, febles y pelotudos.

No hay comentarios.: