miércoles, 21 de febrero de 2007
Suave
Suave, como ala de ángel. Así me llega tu mirada intrépida. Tu sonrisa leve. Tu liviana forma de besar. Tu pupila imagina. La mía libera. Las de ambos conjugan el color de las palabras nuevas.
Sin ecos, cada frase tiene un hogar bajo la sombra tenue de la distancia. Eso es una señal. Algo que cambia historias. Que dibuja el épico momento de la cercanía. Esa es la vida juntos. El cuento de abril. Pero también de octubre y noviembre. Y del 22 de diciembre con las copas de vino y queso negro. Con el bello asalto en la cabina de tu camioneta. Con los pasos nocturnos y la despedida gruesa.
Han pasado meses, si, meses y no paramos de reir. No seré más serio. Quizás no vuelva a escribirte así por un rato. Al menos no públicamente. Pero te lo mereces. Por las aceitunas, por las siestas, por las noches, por los días y sobre todo POR TU PACIENCIA.
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1 comentario:
Ah, paciencia. Una tal Teresa lo supo hace tanto tiempo, que esa era la clave. Todos tus arrebatos suspendidos en un momento clave de mi histeria juvenil(salvo cuando busqué tu casa desde el cielo o cuando rocé la pantalla de tu cyberbaby o en el momento que peruana - ex marido - hijo menor - pinche actual - hija mayor discutían a grito pelado en una comuna del sector oriente).
Más lindo, imposible.
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