No habían pasado ni dos minuntos y el teléfono sonó otra vez. Ahora el timbre parecía preocupante. Ya no era el "ring-ring" relajado y melancólico de otras horas del día. Esta vez el sonido se sentía tosco, enérgico, como rogando por una mano caritativa que atendiera rápido.
Dijo aló desconcertada y su pelo todavía medio enredado y húmedo cayó sobre el auricular. Ahora si que era la llamada esa que tanto había esperado.
No hablaron casi nada y finalmente quedaron de verse en media hora frente al museo. Ella iba a llevar un sueter rojo, él un paraguas azul con pintas blancas.
No hubo espera. A la hora llegaron al punto. Era tal y como lo habían imaginado. Al fin. Después de tanto tiempo les había tocado su oportunidad.
Las miradas eran ruidosas. Su saludo no tanto.
Dijeron cosas tontas por media hora, hasta que él la tomó del brazo y la llevó a caminar por el parque.
Despues vino la noche. Se dieron un beso. Se acostaron y lo pasaron chancho!!!
Bueh, quería comenzar un cuento con algo que me pasó hace poco. Pero siento que al contarlo pierde un poco el brillo. Porque es real. Pareciera que las cosas imaginarias tienen más peso específico.
En fin. Hoy creo que cero aporte.
Igual los quiero.
PD: Te quieres casar conmigo????
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