jueves, 13 de septiembre de 2007

Versos

En tiempo cristalino gasté lo poco que quedó del lunes. Como una misma cara de dos monedas. Me regalaste las últimas lluvias. Y te di un pedazo de mi ropa.
Me fui despacio por el camino de tu espalda. Lograste escalar mi nariz, mi boca y mis dientes.
Por eso te quería molestar con mis deseos. Para que nunca más en la mañana me preguntes qué hacemos.
Un beso blanco, solar, mi propia gloria.

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