No quiero ser tu oso, ni tu niño, ni tu nada. Sólo quiero que por una vez me dejes vivir tranquilo. Nunca pude estar en paz, porque vivía traicionándome.
Sólo tu estela en fuga, tu cuaresma loca y tus manos tibias. ¿Quieres que te recuerde?
No te doy esa alegría porque tu me las quitaste todas.
Sal de mi vida, sal de mi sabor, sal de mis codos y quédate con tu mínima razón.
Me aburrí de conversarte, de quererte, de amarte.
Desde hoy, serás recuerdo.
Desde hoy, mi último consuelo.
Yo me bajo. Aquí me quedo. Aquí sin lámparas de lágrimas, sin campo ni perros, ni tus uñas pintadas de agua y luz.
Piérdete en la nube más lejana de la lluvia más eterna. No quiero ver más tu pequeño porte y tus pies de barro. Y sólo así, algún día, podré llegar a pensar que nunca exististe.
1 comentario:
Ay Pedrito!... Ídem
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Tení que puro postularte, yo me ofrezco pa' tu Miss
Besos.
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