lunes, 12 de marzo de 2007

Hasta cuándo diantres!!!



La verdad es que estos moledera ya me tienen harta!!!! Hasta cuándo diantres siguen con la tonterita. A veces me pongo a leer las disputas de Larreta y Lezaeta y me agarra un dolor que me empieza debajo del colon y sube derechito por el píloro hasta el cerebelo. Chiquillos de porquería!!!! Si son de la misma mata de apios, y se ponen a pelear. Todo es mocha entre los varones.
Ya no existen los caballeros. Esos que daban el espacio en la góndola y le ponían a uno la chaqueta en los hombros después de un cafecito en el Goyesca. Ohh como extraño la gentileza de los mozos del Café Santos, o el perfecto modal de los chiqullos del Bim Bam Bum.
El otro día conversaba con la Toto, la del departamento del Forestal, y me decía: "niña qué tiempos estos, con lo de la pildora y esas cosas". Bueno, el comentario fue bien desubidacado en realidad porque ella, por su enfermedad, se quedó estancada en la píldora esa y no la de ahora. En fin ambas no las necesitamos.
La cosa es que...¿de qué hablaba? Ah!! si bueno... no van quedando caballeros. El respeto se perdió hace rato. Mire que andar mostrando los calzoncillos, estos cabros chicos que se ponen los pantalones hasta los talones. Y las niñitas. Las niñiiitaaas! que chupan como carretonero y parece que se hicieron fanáticas del pollo de un día para otro.
No hay como los cuarenta, cuando se podía ser gente bien, demostrarlo y vivirlo. Una vez me acuerdo que iba caminando por Estado y se me cayó el paraguas. Me lo robaron, pero esa no es la cosa. Iba por estado y me saqué la ñoña. Solícitos, cuatro varones que fumaban me levantaron. Bueno uno de ellos fue Ernesto, mi buen Ernesto. Que pena que cuando lo enterramos llovió tanto. El cajón al tiro comenzó a doblarse. Parecía caja de galletas.
En fin, nos había costado como 300 escudos, era algo barato. Ernesto era tan ahorrativo que dejó esa instrucción.
En fin. Me cargan las peleas de Lezaeta y Larreta. Eso era lo importante.

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