jueves, 29 de marzo de 2007

Montse 3



Eres brisa cándida,pero también poema. Remota mirada dulce y frase mía. De pies y boca libre. De sentido abrazo. De primer día luminoso. Eres mi cálida receta. Con aliento a promesa. No tengo ahora una palabra propia. Pero me regalaste octubre. Y dejaste clavado noviembre. Con pacíficas pestañas. Con la ropa apenas colgando del deseo. De queso negro y copa alta. Dijiste te quiero. Y rebotó la sílaba en mis labios. En el puerto supiste tomar mi mano. Aprendiste mis brazos. Te aferraste a mi voz. A ti que te busqué dedico mis segundos, mi mala letra y mis zapatos negros.
A ti entrego mis arterias y la fácil mirada de niño.
Porque te aprendí. Por que te puedo decir mis miedos. Porque han sido muchas vidas las que dejamos entre el breve espacio de tu boca y la mía.
Dos años pasaron, después del café. De la secreta mirada, del beso oculto. De la falda blanca y de la forma amable.
Seguimos hablando. Yo con lo mío, tu con aquello. Pero supiste en ese sillón pobre, con tu amiga cómplice, guardar la perfecta armonía.
Tu nombre está en mis pupilas, tu figura en la palma de mis anhelos. Siempre ganaste. Siempre te pensé. Ahora más que eso, te extraño, como el agua al sol. Como el hielo al fuego. Porque eres arquitecta de mi espalda, albañil de mis ojos, constructora de mi espera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

oye, por dios que te hace bien esta niña. es linda. y parece que por fin alguien te trata como te mereces. pucha guaton, de verdad me emociona saber que estas bien. y me hace feliz haber sido importante para ti
tu vecina de comuna te envia un tremendo beso y un abrazo. espero que alguna vez nos juntemos en la plaza de nuevo para contarnos nuestras historias. por ahora, me conformo con verte trabajar cerca mio y compartir tu amistad.
liiiindo.

sam blake dijo...

En mi casa, te esperamos las dos, Dominga y yo (podemos variar a la primera por el caldo que más le
guste). Creo que no necesitamos más que eso, como en todos estos meses, unas pocas cosas ricas -tú la mejor
de todas- y la pregunta inevitable que surge en esas noches: ¿Quién lo iba a decir?

Hay muchos que les cuesta ver alegría en su medio. Para los otros existe en un cebiche mal cocinado semi vencido, cortesía del chef de un supermercado, un chocolo y una que otra canción cebolla. Parece que esas cosas también son importantes. Ya tendremos tiempo para ponernos a prueba (ver nota aparte), aunque simbólica y humildemente me gustaría cortar una cintita este domingo primero. No por conjurar un encanto fijo, sino
que el propio de todos los que les baja la ocurrencia de meterse al mesenger, manejar hasta 200 metros
pasados de la casa del cuñado, subir tres pisos y pensar que sí.